Gabriela Flores, sin saberlo, fue parte de los pilares, de la construcción y acabados de Confidentiam.
Además somos afortunados, hoy la consideramos una verdadera amiga. A continuación les presentamos la primera parte de dos, “Gaby: la guía de niños”
E: Te conocimos por casualidad, casualidad que tuvo nombre y apellido, un gran maestro. ¿Quién es Gabriela?
G: Mujer, mamá de tres hijos adolescentes y estoy casada hace 25 años con un hombre maravilloso que siempre me ha apoyado.
Soy Católica practicante, estudié Administración, y hace un año hice un Diplomado en Tanatología.
Desde hace dos años y medio soy parte de un voluntariado, en el área de Oncología Pediátrica en un Hospital, en donde tratamos de apoyar en todo lo posible a niños enfermos con cáncer y otras enfermedades generalmente crónicas.
Al Igual que todos, vivo a veces situaciones difíciles con mi familia y con mis niños enfermos, especialmente con los terminales….
En lo personal, me ayuda mucho a tener fortaleza y sentirme bien emocionalmente, el tener un plan de vida espiritual todos los días…esto es, hacer oración (meditar) media hora en la mañana y media hora en la tarde, asistir a Misa, la Comunión diaria, rezar el Rosario, lectura espiritual, etc….
También me encanta hacer deporte, (una hora diaria 4 ó 5 días de la semana)…especialmente nadar y correr.
Procuramos ir fuera del DF…por lo menos 2 fines al mes, ahí aprovecho para leer, pintar, caminar en el campo, etc.
Trato de salir con mi marido al cine o a cenar cuando se puede….y tengo buenas amigas a las veo con frecuencia.
Los conocí por Andresin (cariño al nombre de Andrés), un niño especial, quien me causó amor a primera vista…vivía lejos, en provincia…se encontraba en etapa terminal, ya no venía a los tratamientos debido al dolor que presentaba. Necesitábamos alguien para mitigar el dolor. Fue a través de una amiga a cargo de una noble y hermosa fundación (Trueq_Mx) que dimos con ustedes, para mí fue un regalo, para todos, una bendición.
E: Gracias Gaby. ¿Cuándo y por qué iniciaste como voluntaria?
G: Hace 2 años y medio. Un Doctor amigo mío me invitó a participar en un hospital, no había equipo de voluntarias en ese momento.
Yo tenía la inquietud hacía tiempo de trabajar con enfermos terminales adultos, sentía que me iba ser de ayuda, mantener los pies bien puestos sobre la tierra y mejorar como persona…los tiempos y el camino me los fue mostrando Dios.
E. Para la población general, la enfermedad terminal en niños es un tema que simplemente no debería existir. ¿Por qué niños terminales?
G: (risa y se sonroja) Jamás pensé trabajar con niños y mucho menos terminales… ¡fue Dios!… me mostró el camino con muchas y diversas señales, primero, la invitación de mi amigo, después unas amigas del Club empezaron a insistirme, querían participar en algún voluntariado… «algo fuerte», me dijeron. Ellas sabían que yo había participado antes en otras labores, me empezaron a presionar tanto que terminé llevándolas al hospital (a visitar a los niños enfermos de cáncer), «Para probar»… ¡No regresaron! para mí, fue el comienzo…
E: Hay quienes inician en este camino por una experiencia personal, y hay quienes cambian su vida personal por las lecciones que deja tu labor. ¿Cuál de las dos es tu caso?
G: Definitivamente la segunda… ¡mi vida ha cambiado!…con el ejemplo y testimonio de estos hermosos niños….he adquirido plenitud…para mi han sido maestros, ¡me han enseñado tanto!…ellos, sus padres, hermanos, abuelos…verdaderas lecciones de amor incondicional, no me cambiaría por nadie.
E: Un caso, tu paciente, “Tú historia”. ¿Cuál es?
G: Definitivamente, FRANCISCO. Quisiera transmitirte esta experiencia a fondo. El primer paciente con quien caminé y formamos un lazo único…era un jovencito de 18 años sensible y brillante como ser humano. Llevábamos unos 2 meses en el voluntariado en el Hospital, cuando un domingo en la Iglesia de mi Colonia, mi marido le dejo su lugar, quedando junto a mí, reojo vi sus zapatos tipo tenis le quedaban grandes y pensé: “es un chavo y tiene cáncer” (porque no tenía pelo y estaba realmente pálido y delgado), en ese momento conocí a Leticia, su mamá, por su parte reflejaba el sufrimiento de una madre (indescriptible), pasó al frente al final de la Misa y llorando contó que el día anterior, Frank, como ella le decía, había terminado la prepa y había asistido con mucho esfuerzo a su graduación. Nos pidió a todos rezar por él. En ese momento me di cuenta aquel joven sentado a mi lado era su hijo. Me animé a decirle al joven que rezaría por él.
Dios, Nuestro Señor cruzó nuestros caminos, Francisco me abrió la puerta de su vida al preguntarme mi nombre, respondí. Le dije que era voluntaria de niños como él, y me hizo referencia que al recuperar la salud, iba a hacer eso. Lo acompañé con el Sacerdote tomado de mi brazo, le costaba mucho caminar.
Cuando salimos le pregunté si quería que lo visitara en casa, a lo que respondió afirmativamente, me dio sus datos. Casualmente vivía cerca de mi casa.
Empecé a visitarlo más seguido, hasta que acabamos caminando juntos.
La enfermedad de Francisco se trataba de un sarcoma d’ Ewing en la cadera. Había pasado muchos ciclos de quimioterapia, al final el tumor siguió creciendo, por lo que se sometió a radioterapia.
Su mamá era directora de una Escuela y en cuanto me tuvo la confianza me lo empezó a encargar…para poder ella trabajar un rato en las mañanas.
Lo empecé a visitar todos los días, a veces me quedaba con él mañanas enteras, era verano…mi hija mayor vivía en otro país, mis 2 hijos varones fueron invitados por amigos y mi marido en viaje de trabajo. Justo cuando la situación para Francisco y su familia se empezó a poner más difícil… ¡Diosidencias!…
Recibí el ENORME regalo de ir a su graduación académica, y no sólo eso, fui su madrina de Confirmación.
Pasábamos horas juntos… yo no tenía experiencia… y aunque en esos momentos no lo sabía… mi Francisco era un joven enfermo terminal. Presentaba momentos de dolor y desolación. Yo por mi parte, quería que siempre estuviera entretenido, haciendo cosas para mantenerlo distraído.
Le llevaba libros, rezábamos, le daba de desayunar o comer, bajábamos música, cantábamos, veíamos películas…o simplemente lo acompañaba mientras él se quedaba dormido.
Yo veía a Cristo en la cruz reflejado en él. Eso me hacía quererlo cada vez más.
La primera vez que lo visité fue un miércoles, 3 días después del encuentro que narré. Dos días después lo pase a ver un rato…estaba muy sensible, lloró, se me hizo difícil pensar lo que el sentía. Yo, tengo 2 hijos varones que en ese entonces tenían casi su edad y hacía años que no lloraban delante de mi marido y de mí….en ese momento se rompió el hielo y empezamos a tenernos mucha confianza. No importaba de qué ánimo estuviera….quería caminar con él.
Lo llevé a laboratorios, estudios, consultas…al hospital con sus papás…y hasta con mi Amigo médico, quien lo revisó y confirmo su estado de salud (en cualquier momento podía tener un derrame cerebral) sus plaquetas estaban casi en cero.
Inicio una pendiente hacia abajo, pérdida de peso, aftas en la boca, problemas para orinar, dolores, debilidad…y para colmo le habían ofrecido a su mamá una alternativa muy difícil y dolorosa como única esperanza de vida. Le amputarían la pierna con secuelas serias.
Para ese entonces ellos ya formaban parte de mi vida, y yo de ellos, me llamaba Lety, me consultaba las decisiones venideras. Recuerdo una vez que venía de estar el fin de semana fuera con mi familia, al entrar al DF recibí un mensaje de Lety, corrí a su casa, me platicó esa opción, además de los gastos que se generarían. Francisco lloraba en silencio…le dije que lo íbamos a ayudar con los gastos. Me dijo que no quería que nadie lo ayudara…tenía tanta. Siempre fuerte y digno. Finalmente le pedí que tuviera fe en Dios, si nos abandonábamos en sus manos las cosas tendrían que salir…ya que es Dios>: Él las haría por nosotros, me abrazó, sentí como caían sus lágrimas en mi pantalón. Jamás lo olvidaré. Me dolía el corazón físicamente.
Su última hospitalización fue difícil para todos, horas de espera, un final se acercaba la vida de mi querido Francisco se consumí… Murió a los 6 días. Un 4 de agosto del 2011. Me avisaron del caso.
En cuanto entré fui informada….acababa de morir. Lo abracé, todavía tenía puesta la mascarilla de oxígeno…sentí su presencia. No recuerdo cuanto tiempo estuve con él, estaba abatida, en shock…no entendía nada. No me preparé para eso.
Meses más tarde lo entendí. Sus dos últimos meses, fueron los mejores dos meses de mi vida, eso es entender el por qué.
Ahora veo que los niños con cáncer viven intensamente, aman de la misma forma. Me es imposible no hacerlo como ellos.
Hablé con Dios, Nuestro Señor, le pedí con toda el alma que me diera luces, me mostrase el camino, no podría seguir adelante.
Dios me levantó, me dio las fuerzas y ahora te puedo asegurar porque lo viví en carne propia… “La fortaleza es prestada” y sólo la encontramos en El Señor. Él nos sostiene y nos levanta cada vez que uno de nuestros adorados niños muere. Hoy siento paz interior y las fuerzas necesarias para seguir en este camino…y me siento plena y bendecida por esto, pero me tomo tiempo y mucho dolor y lágrimas descubrirlo.
Tomé un diplomado en Tanatología y sigo preparándome en estos temas Le agradezco a Dios, a Francisco y a su familia el haberme dejado acompañarlos. Fue una experiencia muy difícil para mí, al mismo tiempo sumamente enriquecedora. Fue un regalo en mi vida.
Hermoso relato, cómo Dios nos muestra el camino donde tenemos que andar, una bella labor sin duda de una gran mujer, que Dios la siga llenando de bendiciones!Para que siga caminado junto a estos bellos angelitos.
Una gran historia, realmente maravillosa querida Gaby te felicito extiendo mi mano para cualquier ayuda
Gracias a ustedes por sus comentarios, se los reenviamos a Gaby hoy mismo
Gaby, te admiro profundamente porque se que eres LUZ en el camino de muchos enfermitos terminales, porque les das alegría, ánimo, paz y te comprometes al 100% con ellos. FELICIDADES y que Dios te bendiga siempre.